Otra vez intento escribirte, observo detenidamente el flasheo de la línea que precede cada palabra y siento como concibo cada una como un latido,
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Observo todo lo que redacto, con la intención de crear un efecto inusitado, simular la capacidad de retener la atención basándome en un sentimiento de necesidad semántica.
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Quiero construir puentes de palabras inútiles que tengan la capacidad de convertirse en otras cosas menos ordinarias.
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Cuando descubrí esta manera de escribir me liberé del compromiso con las formas literarias
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No me sentía cómodo en ninguna de ellas, siempre objetaba con alguna necesidad de descripción técnico-cinematográfico.
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Entonces ni estoy escribiendo un guión cinematográfico, ni un cuento, ni un poema, ni un diario
Simplemente estoy tomando notas.
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Pero ni eso me liberaba del sentimiento de evitar el circuito cerrado de los “artistas”
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La libertad se reducía a no hacer nada.
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Pero el alma y el cuerpo se debatían en esa negación. El tedio me invadía y la única manera de liberarme de este conflicto era componiendo cosas efímeras.
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También el método me sirvió para crear diálogos desacostumbrados, sin caer en el narcicismo de la comparación o copia de los poetas elevados.
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viernes, 16 de abril de 2010
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