Cannabis Habanera

Cannabis Habanera
Shagall en la Habana

miércoles, 28 de abril de 2010

Notas al pie de una letra

Soy un tipo de imágenes y sonidos, cuando escribo pretendo ilustrar escenas que llevaría a cabo, por eso busco que el sonido de las palabras tenga la iluminación de mis imágenes,
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Cuando escribo una nota tonta, lo hago con todo el gusto del mundo, lo hago tratando de extraer de mi el estado en que tengo que referirme a las cosas cotidianas tontamente, la mayoría del tiempo.
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Si pudiera editar tanto como escribo, no escribiría nunca, lo que más me frustra de ese proceso es la ausencia de música propia en ambos casos.
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Nunca voy a parar de hablar del por qué y cómo quiero hacer las cosas, lo más inmediato sigue pareciéndome indigno por la falta de probabilidades de recrearlos en una escena cinematográfica
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He leído unas cuantas críticas sobre un escritor que me interesa y me aburrí un poco, me imaginé al crítico recopilando toda la información por internet luego viendo las versiones de las películas que se han hecho sobre los libros de este escritor, y luego me vi sentado ante la computadora leyendo aquel artículo lleno de citas y referencias, análisis y opiniones expresadas por el escritor en cuestión. Luego me enojé conmigo mismo, había caído en la misma trampa del crítico, pretendía entender a aquel tipo a través de este otro, y en realidad lo que estaba buscando era la manera de enojarme con algo de veras para escribirlo aquí, para vomitarlo de una vez y arrepentirme toda la vida por no haberme dado cuenta de todas las trampas que me tiende la cultura.
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Estoy de mal humor, hace calor y me duele la barriga de tanto comer, escribo porque lo que me queda es tirarme en la cama y poner alguna película en el DVD para quedarme dormido,
Tengo la sensación de que todo lo que he producido hoy es pura mierda, pero así todo no me doy por vencido, he escogido este camino y así he de dejarlo, es como dejar la cocina abarrotada de platos sucios, y luego ir a buscar un vaso para tomar agua y verlo lleno de agua sucia.
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Independientemente de la calidad de los textos me animo al notar que estoy escribiendo más que nunca, y tengo como incentivo que me puedo revisar en cualquier momento desde cualquier lugar y corregir un poco todo el desastre que estoy dejando en este blog.
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Hace tiempo que quería hacer algo así, ahora que lo estoy haciendo quiero cambiar cada cinco minutos el título del blog, la descripción, editar los textos, pero si lo hago no voy a tener nunca un punto de referencia, si en algún momento siento que debo hacer otro blog, este siempre será como el primero, por el momento, disfruto con el hecho de que me puedo revisar en una página que dista mucho de la forma en que se conserva en una memoria, puedo trasladarme a otros lugares y consultar el internet y poder leerme, realmente no me motivaba leer los textos cuando los escribía en Word, siempre me daba la sensación de que debía escribir nuevos textos, ahora con el hecho de estar publicada y poder leer los mismos sobre una pantalla negra. Me causa una agradable impresión porque adquieren otro punto de vista, ya no parecen cuestiones personales, sino algo que gira oscila entre comentarios casuales y ficciones momentáneas.
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Lo que más me ha aportado este ejercicio es cierta disciplina, también me ha permitido de aislarme de problemas que me causan mis dos enfermedades reales, el asma y la bipolaridad,
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Una vez quise llamarle a estos texto mierditaciones, a pesar de que la palabra me sigue gustando no me he atrevido a llamar el blog por ese nombre, si fuera a escribir artículos lúdicos tal vez, pero aquí lo mezclo todo, me doy el lujo de no tener que desglosar los materiales en género, algún día comenzaré a tener mejor referencias que la mía propia , pero por el momento lo que me interesa es trabajar.
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Ahora comienzo a descubrir cosas en las que antes no me había fijado y como suele suceder escribir se convierte en una adicción de fijones, he conocido a ciertos escritores de mi generación y cuando he compartido con ellos, algunos amigos me dicen- no le cuentes esa historia a fulano, porque sino mañana ya estará publicada como cosa suya, son los llamados cazadores de historias, plagiadores, gente que ha aprendido a no temerle a la crítica y se han logrado meter en el giro de las editoriales.
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Acabo de experimentar una de las ventajas de mi manera de escribir, recordé que me quería referir a algo pero me perdí en el camino y decidí retomar el tema, solo tuve que desplazar una equix y pude insertar este nuevo comentario, hasta ahora no había hecho nada así.
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El asunto es que reparé ( y perdonen mi ignorancia en las computadoras) que la página sobre la que estoy escribiendo tiene ciertas informaciones a la vista que nunca me habían llamado la atención como siempre entro y solo decido en que Font quiero escribir aunque últimamente ni eso hago… pues me fijé que al pie de la página me iba diciendo cuantas cuartillas había escrito y cuantas palabras,, por ejemplo en este momento he escrito mil doscientas veintidós palabras sin tener en cuenta estas últimas que la mencionan. Eso me hizo recordar como escribía Hemingway en su finca La Vigía en la Habana de pie en una máquina de escribir y apuntaba sobre la pared el número de palabras que había escrito, si hubiera tenido este aparato no hubiera necesitado garabatear la pared, pero tampoco yo me hubiera acordado de esa imagen.
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Son un buen número de palabras, no sé para que sirva eso, yo solo sé que mientras tenga cuerda seguiré escribiendo, lo importante en estos casos es no renunciar, ya valoraremos después si este esfuerzo sirvió de algo
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Si ese fuera el riesgo, me están inhibiendo de uno de mis placeres preferidos que es contar buenas historias, no tanto escribirlas, porque con el tiempo me he vuelto un experto contador de cuentos, que no necesariamente tienen que ser chistes, aunque tengo uno que dos buenos chistes, que los hago cuando la ocasión lo merita, pero como les iba diciendo mis queridos amiguitos, ahora el riesgo de perder mis cuentos está en manos del internet, ahora pueden acudir a beber de la fuente rota de mis cuentos, de mis reflexiones, que lo único que pueden contraer de la misma es una enfermedad venérea la literatura escrita por gusto y por amor al arte hasta que se demuestre lo contrario.
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Trato de revisar una de mis antiguas libretas, cuando escribía a mano, sin embargo todo me supo a lo mismo que ahora, ando perdido dando vueltas en círculos sobre un mismo fenómeno, de qué escribir, cómo plasmar todas estas palabras que quieren significar algo, cómo salirme del papel de autor y convertirme en el personaje-autor, cómo eliminar esa necesidad de andar constantemente cuestionando el por qué digo esto o escribo sobre aquello otro, este desempeño se vuelve aletargado y monótono, así lo siento, así lo escribo, he evitado meterme con tantas cosas que ya casi no se a ciencia cierta a lo que me estoy refiriendo, es como una excusa de que estoy perdiendo la paciencia, de qué estoy cayendo otra vez en crisis.
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No importa, a pesar de que escribo con desgano, de que estoy llenando cuartillas de nada, solo estoy cuidando no caer en la desesperación que me causa la depresión, esto lo hago como si estuviese encestando una y otra vez un balón en la canasta, jugando solo, en un patio oscuro, sin saber si acierto o no, y solo siguiendo por el sonido de los retumbes al balón, porque no veo nada en ese estacionamiento abandonado donde alguien dejó un aro y una pelota vieja de baloncesto.
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Aquí tengo todo lo que necesito, aparentemente, estoy cubierto es posible que en este momento no me llegue la muerte, por lo menos eso no lo tengo previsto ni lo presiento,
Lo único que me puede llegar en este momento es una buena imagen y seguir en la búsqueda de la misma.
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No cejar en el empeño, cuantas veces habré escuchado esa frase, cuantas frases trato de evitar porque ya fueron usadas miles de veces en momentos realmente apropiados , me gustaría recordar frases que haya creado en circunstancias divertidas, pero ahora mismo no me viene ninguna.
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Antes me gustaba parafrasear frases populares, aquí me cuido de hacer eso, quizás porque no tengo el humor para hacerlo en estos momentos.
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Ah la música, como me llena el alma, cómo puedo escribir al son de canciones que me causan un placer inconmensurable, recuerdo a quien le tomé prestada esa palabreja, y aún me causa gracia usarla, inconmensurable. Le llamo al tipo "el señor inconmensurable”
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Aquí les dejo.

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