"ADICCIÓN"

No tengo medicina.
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El desespero me obliga a aislarme de la acumulación de presagios que acontecen cuando este faltante ocurre.
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Ruego por establecer conexión con otro tipo de pensamiento que me aleje de los problemas que
Se generan ante semejante y fatídico accidente
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Las huellas antiguas me guían a una cima difuminada en una niebla dolorosa a la retina de mis pensamientos
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Ando con el aliento confuso sin ocultar los mediocres recursos de mi imaginación
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Devuelvo favores con el pensamiento, agradeciendo que me dejaran usar aquellas palabras
Atestadas en los vicios de la comunidad literaria
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Innumerables ventajas devienen como objetos inanimados que simulan un paisaje pacifico
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Las implosiones exageran los criterios para alcanzar la paciencia.
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Exhausto evito los comentarios, acepto el fracaso de las formas y espero convencido
Un final irreparable, pero la fortuna de estos deseos consiste en la inquebrantable aplicación de las torturas psicológicas
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Ha vencido el vecino ordinario de la psiquis en su avalancha de conjuros e improperios, sus letales determinaciones y su frugal almacenamiento de sustancias mortíferas, acaudalado de sensaciones básicas, como la falta de fe, la indocumentación del origen de causa, la destitución de las principales lealtades espirituales, la depresión, el cansancio, la fealdad del vacio.
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Te dejo claves de mi decepción, úsalas como juguetes brutales para burlarte de tus enemigos
Y ocasionarles su más elevada conciencia de mediocridad.
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Evita los errores comunes de mi experimento humano, extrae los resultados enigmáticos
Para crear efectos especiales en el entretenimiento de los ociosos.
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Si pudiera alcanzarte con el pensamiento te pediría que vivieras por mi estas emociones
Intrascendentes con el ánimo de comprobar si a final de cuentas se denota mi lúdica aportación a los comentarios vacuos.
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Se avasallan palabras desacostumbradas, estaciones de tiempo abandonadas, hábitos calcinados por el olvido, músculos transparentes de la soledad y el cinismo de la belleza.
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Evacuo la necesidad humana de perecer en lo cotidiano, exploro mi debilidad como si mezclara esencias de conflictos para obtener colores que transgredan la intolerancia de los vencedores de las leyes.
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Conozco la decrepitud del poder, por eso adolezco de ruinas e intentos fallidos a la hora de repararme en el oficio de la sobrevivencia.
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No tengo la capacidad de intuir los secretos a voces, dedico mi vida a la nocturnidad de los simulacros poéticos, a navegar en mareas tétricas del desconcierto humano.
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No puedo objetar la fuerza de donde provienen estos comentarios.
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