Si abandono la máquina de escribir pensando
que por lo menos produje dos o tres poemas mediocres
Por lo menos mi tristeza cotidiana estará justificada
Ante los ojos de quien juzgue
se volverá esta mañana no la escena de otro día perdido
sino el esfuerzo cotidiano de alguien a quien le bullían sonidos en la cabeza
frecuentaciones inverosímiles de una conversación ficticia
el dolor de haber dejado morir un árbol
la burla recóndita de los afectados
esta transparente paciencia
con que me expongo al tribunal supremo de la ignorancia
deduce mi afición a mearme en los postes de la comunidad satisfecha
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