Cannabis Habanera

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Shagall en la Habana

domingo, 11 de julio de 2010

Limitaciones para callar

No puedo evitar escribir con sigilo, para que no se me note el empeño que pongo en cada palabra, en cada momento de inspiración o de trabajo, porque el resultado final de un bloguero no es siquiera la unidad de medida correcta para calificar la calidad de su obra.
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Sostener un blog en el aire, requiere mucha audacia, astucia, perseverancia y talento.
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Representarse a si mismo, como un actor que pretende reflejar los conflictos de Hamlet en su propio palacio.
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La novedad de estos comentarios estriba en la finissima observación que hago del silencio
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De la felina manera que empleo para transgredir los barrotes de la prisión en la que hemos sido encerrados desde que nacimos.
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Nos cuesta trabajo ser libres, incluso, aspirar a la libertad no es la preocupación inmediata de los ciudadanos que habitan el mundo.
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Solo aquellos pocos que sufren una prisión perpetua, pueden entender este agonico pensamiento.
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Llevo sobre mis hombros los pesados libros de Lezama Lima
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En mi corazón y en mi mente la inagotable palabra martiana y el ejemplo desconsolador de su dócil cuerpo de guerrero.
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Siento la misma necesidad de erguirme sobre el orgullo mostrando la humildad como excelencia de mis principios, pero la sola imagen de pretender algo tan altivo confunde el propio concepto de humildad que pretendo.
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Hoy no tengo paciencia para limitarme
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He descubierto que a nadie le debo, más que a mi mismo, porque me he comprometido con lo que entiendo y trato de exponer.
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Para poder sobrevivir a la necedad de los intelectuales y su estúpida dictadura de vanidad y premios metálicos de las neocolonias esclavistas de principios del siglo XXI

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