y un piano me alienta a no soltar prenda
me incorporo al jazz
y con el teclado de la computadora llevo el ritmo de lo que escucho
latín jazz vertiginoso, que pasa por la timba y se coloca lejos
se deshace en el espacio y me vuelve loca la cabeza
se diluye en el silencio de la habitación
y me escupe cual un reloj derretido
en un balcón de Luyanó.
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