Hecho una mirada rápida a todo lo que he acumulado en este periodo y comienzo a sentir cierto orgullo traicionero, una de esas vanidades inevitables al ver todo lo que has creado, (si se le puede llamar crear a esto que hago)
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Me llamo a capitulo, deja de regodearte en el asunto, sigue hacia delante, en qué nuevo atolladero has de meterte, cómo lograrás superar el sinsentido con que se presentan estas disertaciones, estos caprichos semánticos, como descargas de jazz, tocando el instrumento desafinado de la mente para seguir el ritmo del trió de percusión bajo y piano.
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Caigo en una pausa larga, pienso en la Luna que me gustaría ver desde mi ventana,
en el Lambrusco que descorcharía para disfrutar esta lánguida pausa que me ha dado por describir.
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Ahora recordé que hay invitados a casa, (me refiero a ti K) que eres la única que tiene la llave electrónica de este estudio Defeño, en Plena Roma Norte, cerca de la zona Rosa, mamá.
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