Con pereza reconstruyo el cuerpo
Rasuro la barba de tres días
un baño con agua caliente
calcetines limpios, camisa planchada
(un libro desvía toda la atención del proceso)
luego disimuladamente
como si alguien estuviera vigilando
me siento silencioso ante la máquina de escribir
considero que cinco minutos me bastaran
miro la hora antes de poner la primera palabra
se supone que esos cinco minutos no cambiaran el curso de la historia
y que si salgo de la cueva tal vez tenga suerte y encuentre trabajo.
Cuando llego a lo que se supone serian las conclusiones
la barba ha crecido como de tres días,
la camisa yace estropeada sobre un obsoleto mueble de hacer ejercicios
y el cuerpo exhala el humor de un constructor agotado
que ha tirado la placa de cemento para erigir un suelo inhabitado
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