Cannabis Habanera

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Shagall en la Habana

martes, 18 de mayo de 2010

sarta de objetos inútiles

No sé por que siempre he tenido prejuicios acerca de escribir poesía,


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Quizás porque son muy pocas veces en las que coincido con la manera de escribir de este tipo de literatura

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O quizás porque no cuento con el talento necesario para hacerlo

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Finalmente presiento que todas estas cosas que estoy haciendo no son más que la manera más poética en que me puedo manifestar.

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Porque siento una vibración particular cuando ejecuto la máquina de escribir

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Siento un deber lejano, una necesidad que me pide el cuerpo y que viene del inconsciente

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Es la única razón estética que tengo para adherirme a algo

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Sentir un propósito, una fuga de la mediocridad que pueden ser tantos días sin hacer nada que me satisfaga, que me devuelva el sentido de todas estas horas dedicadas a descubrir una voz independiente

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Un sentimiento ajeno o propio que es incapaz de manifestarse en la cotidianeidad, por muchas razones,

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porque hace también mucho tiempo que no me reuno con personas que practican o disfrutan de este particular modo de sentir las cosas sencillas o transcendentales que pasan en la vida

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Sea como sea aquí estoy dándole forma a mis intenciones poéticas, elucubrando con la materia prima del tiempo ocioso, el recurso del desorden, o la inevitable escasez de razones para encontrar aunque fuese un reflejo vivido de mí deambular errante por la senda de las bellas palabras.

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El mantenerme al margen de cualquier manifestación realista en el momento histórico que estoy viviendo es también una manera de documentar las necesidades particulares de alguien que se esfuerza por encontrar una forma de expresión que se ajuste a las necesidades de su alma , un margen de error quizás, pero propio, lírico y evocando la naturaleza libre de la pasión humana

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Con ello gano tiempo, resumo las particularidades que pueden servirme para alcanzar una paz exterior, una formula de cura a la angustia insaciable del destierro.

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Meditando en voz alta, evadiendo los métodos de otras culturas para alcanzar esa paz divina, solo ejecutando mis propios instrumentos creativos, fortuitos, improvisados, forzados e impacientes por hallar sosiego en la desventurada tarea de vivir en el exilio.

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