La Casa de la Cultura Checoslovaca

Al estar fuera de mi departamento comienzo a extrañar sobre todo a los libros
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Ahora recorriendo tu blog, que me da la sensación de una galería de arte laberíntica donde me gusta pasarme ratos de pura distracción, es de esos lugares donde se respira un aire acondicionado y una luz tenue cuando alcanzas escaparte del inclemente Sol de las tres de la tarde en La Rampa.
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Es como si hubieras adquirido el derecho de recrear la antigua Casa de la Cultura Checoslovaca en la esquina (23 y O) donde siempre que podíamos entrabamos a refrescarnos, revisar los acetatos de música clásica, ver alguna película en la mágica salita de cine que hay en el zotano o disfrutar de una exposición de pintura abstracta de algún coterráneo de Kafka o Kundera.
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Hoy ese lugar lo han convertido en una vulgar tienda.
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Pero mi comparación se basa en el agradable microclima que siempre había en aquella estación de paso checoslovaca.
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Me he acostumbrado a entrar en el blog con la sensación de perderme buscando alguna novedad y de repente detenerme y recrear la vista en una foto, un cambio de texto al pie de un diseño o algún poema ruso que no había leído.
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Todo esto me hace pensar en el día en que nos podamos conocer en persona si así Dios nos conceda ese privilegio.
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Pensar también en el día en que la felicidad y la libertad contraigan matrimonio en la Isla, una lluvia de mediodía a pleno Sol no significará que se esta casando otra hija del Diablo, sino que es posible que también nieve en la Habana.
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