Estamos de acuerdo en que no tengo vergüenza para escribir,
Que el recurrente tema es si escribo o no
Que todo lo que digo gira en torno a todo lo que escribo
que la situación es enfermiza y no tiene perdón de Dios
Estamos de acuerdo en que ha nadie molesto con estos argumentos, que si se molestan es porque se han tomado el trabajo de buscarme o porque no tenían nada que hacer o porque estaban escudriñando para ver cómo hacerle daño a un incómodo soñador como les he resultado siempre a mis enemigos.
Finalmente lo que quedará será la constancia de que aquí hubo un tipo que decidió darle duro a la máquina de escribir como sus antecesores amigos poetas que sintieron los mismos deseos y lo convirtieron en la única locura digna de ser vivida.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario