Cannabis Habanera

Cannabis Habanera
Shagall en la Habana

martes, 4 de mayo de 2010

"Bukovski en la Habana"

A Ine... love you




Conocí a Bukovski en la Habana, estábamos sentado en los bajos del edificio 21 donde vivíamos cuando pasó tambaleándose con una edición barata de su libro: "El amor es un perro infernal". Fue por los años 80, el siglo pasado, como no teníamos nada que hacer nos dio por seguirlo a ver si lográbamos sacarle algo.

Inés es una mujer que detiene el tráfico lo mismo en la Habana que en Manhattan, así que le dimos la tarea de que lo jineteara.

Bukovski al verla pensó que era una puta fácil y se la quiso llevar a su habitación en el hotel Habana Libre,

-Ahí no me dejan entrar- trató de explicarle como pudo con residuos de un inglés aprendido de canciones mal grabadas por la radio FM en emisoras de Miami.

Bukosvki chamusqueó unas cuantas malas palabras en el idioma de Shakespeare con un cigarro apagado en la boca y perdió el equilibrio cayendo como un saco de papas francesas en la mera esquina de N y 21. Frente al hotel Capri.

Fue tanto el aspaviento que armó en la caída que inmediatamente aparecieron los policías que se pasan la vida rondando esa calle como si se tratase de una base militar o algo por el estilo.

Tuve tiempo de patear lejos de Bukovski el librito que había soltado en su descojone y que fue a parar bajo un Chevrolet 56 desvencijado que estaba estacionado cerca de nosotros

Nadie, ni siquiera Inés advirtió mi ratera patada.

Los policías nos pidieron carnet de identidad y al comprobar que vivíamos en la cuadra nos mandaron a despejar la zona para permitir al turista borracho que llegara bien a su cómoda y fresca habitación en el antiguo Habana Hilton.

Así fue como conocimos a Bukosvki en la Habana, realmente no sabemos como se llamaba el borracho que andaba con el librito de poemas bajo el brazo, pero nos hubiera gustado intercambiar más ideas acerca de ese poeta del alcohol y haberle sacado unos cuantos cigarros y algunas cervezas antes de (posiblemente) haberse tirado a nuestra amiga Inés que posiblemente ya no pare el trafico en la Habana o en Manhattan pero sigue leyendo a Bukovski y recordando aquellos tiempos con sus inconmensurables ojitos verdes iluminados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario