De repente me siento insolente,
andando desfachatadamente por donde nadie me ama
sin cubrir las partes pudendas,
más bien cercenando el trozo de vergüenza
que llevaba colgando entre las piernas
enviándolo por correo inmediato
al más listo de mis enemigos
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario