entre comillas o entre equix

Llueve en el D.F. y la tarde está de un gris muy triste

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Al ver el nuevo banner de la página me alegra, me incita a darle a las teclas
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He pasado por habanemia un rato, siempre lo hago a partir de “generación y”,
ya es un hábito,
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También visito “octavo cerco”.
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Pero en tu blog me siento más en casa,
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Acabo de leer un artículo de un tal Manuel Pereira sobre Lezama Lima, lo publicaron en un panfleto a color del periódico “El Universal”, lo que recuerdo es algo así como esta frase:
“El estómago etrusco”
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Ahora me acompaña una recopilación de textos sobre Lezama lima que me motiva a citar frases pero lo evito, no sé por qué evito hacer esto, me siento en todo el derecho de hacerlo, pero tengo alguna necesidad personal de producir mis propias palabras,
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Cómo esto se trata de autodisciplina, no me mido a la hora de publicar, luego si encuentro el tiempo vuelvo sobre el texto y lo corrijo, creo que he encontrado una manera responsable de revisar lo que hago, responsabilidad con el aire, quizás por eso disfruto tanto de nuestro aparente solitario espacio, y digo aparente porque ya que somos dos, la soledad comienza a ser un lugar habitado.
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Sin embargo sospecho que detrás de todas estas insuficientes confesiones, llenas de inevitables trivialidades alguna materia inteligente se esparce.
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Yo percibo en estos ejercicios el placer y el arte de la conversación, observo detenidamente mis palabras y trato de imprimirles un sentido orgánico en mi mente.
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Trato de descubrir el sentido de estos paréntesis del pensamiento cuando no abordamos un tema trascendental, sino el arte de articular una conversación a distancia, un diálogo realizado como en señales de humo, o a través de espejos de una montaña a otra.
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Así siento estos fragmentos, como si estuviera elaborando una conversación telefónica que luego entablaría contigo a través de dos vasos de cartón conectados por un hilo.
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También supe que Woody Allen está estrenando película en el festival de Cannes y que sus entrevistas cuestan 3,000 euros siempre pagas a través de su ejército de publicistas, y antes de ser realizadas.
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No sé por qué me vino la imagen de Ramón Brene, el escritor de Santa Camila de la Habana Vieja, y una obra de teatro que te recomiendo encarecidamente: “Fray Sabino” sentado en un murito de 23 y 8 esperando a que abrieran el bar (llamado por los colegas del ICAIC) “La tromponera” … Viejo, fumando con su barba y bigote blanco teñidos de nicotina desde la comisura de los labios, hablando solo.
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Cuando pasaba a su lado lo saludaba con una reverencia y lo trataba de Maestro a lo que siempre me respondía con un tierno ¿Cómo estás Mijo?
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Siempre quise llevar esa obra de teatro al cine, un día pediré una misa por Brene, se lo prometo maestro.