llevo la mañana paseando por una carta, me perdí todo el tiempo pensando que estaba escribiendo esa carta y resulta que todo el tiempo habia estado trabajando, hablando de trabajo, pero pensando que estaba escribiendo su carta.
escuchaba su voz tremula en la garganta
llenando sus cachetes del abuso del dulzor o de la limonada
cursando espontanea la zona erógena de las papilas
revistiendo ese margen con una coloración divina
tornasoleada, aperlada, unique, diamante, brillante.
y creyendo que estaba agotado y desperté y no habia escrito nada
y pensé
ah, me desperté.
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aprieta el culo y dale a los pedales
ResponderEliminaroye chico tu te estas contestando a ti mismo
ResponderEliminarpor favor la rosa nautica es cuento de la puertorriqueña Mayra Santos Febres.
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