Nada me detiene para ser odiado, pisoteado, para ser mirado con desdén cuando intento burlarme de mi infortunio.
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me quedo petrificado sintiendo como se me hiela la sangre al recordar el horror bajo el que fui educado
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sabiendo que no falta el día en que me descuide y tenga que pedir permiso para entrar en la prisión eterna.
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Espero ser tan volátil como para esfumarme en las simulaciones cotidianas
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Mi paranoia es un reflejo condicionado del que no puedo deshacerme
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Está sujeto al testimonio horroris causa con que hemos vivido todos estos años
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Suelo dejar testimonio de mi inconformidad corriendo el riesgo de ser impune hasta que se demuestre lo contrario
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